La experiencia nos dice que en muchos casos, el dolor cervical y las cefaleas tienen origen en alguna disfunción, lesión, o malformación de la articulación temporomandibular. Por este motivo es muy importante la exploración de la misma, ya que el hallazgo de cualquier alteración en la articulación y su posterior tratamiento será notablemente beneficioso para la mejora de la cervicalgia, así como de la cefalea si ese fuese el caso.

El dolor temporomandibular (DTM) puede tener su origen en problemas del sistema musculoesquelético, problemas neuromusculares de la musculatura masticatoria, problemas puramente de la articulación temporomandibular y problemas de las estructuras asociadas a la misma.

La prevalencia del DTM es del 10-15% en adultos y del 4-7% en adolescentes, siendo la proporción 3:1 y hasta 9:1 para las mujeres.

Es muy sorprendente que factores predictivos del DTM, sean el dolor en otras partes del cuerpo (como tibias, zona escapular,…), así como la depresión.

Si dividimos el dolor temporomandibular en agudo y crónico, veríamos que los factores de riesgo para el DTM agudo son: los ruidos articulares, la limitación en la apertura, el dolor, la ansiedad y la sobrecarga. Mientras que el DTM crónico tendría como factores de riesgo, además del dolor, los ruidos articulares y la limitación en la apertura, la implicación del sistema nervioso central, la comorbilidad, los traumas y la depresión.

El tratamiento del DTM agudo sería mas sencillo a priori que el del DTM crónico, aunque en ambos la fisioterapia puede ayudar a recuperar el bienestar y la calidad de vida perdida.